sábado, 27 de junio de 2009

El retruécano


El retruécano, que es una figura en la cual repetimos varias palabras, invirtiendo su orden para dar un significado análogo:

Aquí tenemos dos ejemplos de retruécano, uno en prosa y otro en verso:
“-A te chocarán –dijo Roberto- estas maniobras mías; pero no te extrañarán cuando te diga que busco aquí dos mujeres: una, pobre, que pueda hacerme rico; otra, rica, que quizá me hiciera pobre”.

¿No ha de haber un espíritu valiente?¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?¿Nunca se ha de decir lo que se siente?(Francisco de Quevedo)

La epanadiplosis

La epanadiplosis, es una figura en la cual se principia y termina una frase con la misma palabra:
“Bueno fue en su vida, y en su muerte también bueno”.

La concatenación

La concatenación, es una figura en la cual, cada frase de un período principia con la última del que le antecede:
“Cuando el diablo está en su lugar, llega Dios y lo pone mal. Dios al diablo, el diablo a la muerte, la muerte al herrero, el herrero al cuchillo, el cuchillo al buey, el buey al agua, el agua al fuego, el fuego al palo, el palo al perro, el perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana, y la rana cantá…” (Canción popular).

La conduplicación

La conduplicación, figura donde, al principio de una frase, se emplea la última palabra de la anterior:
“Quien nunca ha dado amor, amor no ha recibido” (Popular).

La reduplicación


La reduplicación, figura según la cual, en un mismo miembro, se repite una palabra seguidamente:
“El señor se precipitó a la ventana y encontró otra vez la huella fresca de sangre. La señora se puso a llorar.
-¡Pobrecito!… ¡Pobrecito!… dijo entre sollozos”.
“La señora asustadísima se tapó la boca y cuando el señor le volvió a preguntar cada vez con más enojo, ella contestó:
-El indio… El indio… que me siguió desde Cuitzeo hasta la Ciudad de México” (Elena Garro, 1920-1988, “La culpa es de los tlaxcaltecas”).

La complexión


La complexión, es una figura donde la repetición y la conversión se funden:
“Si este Licaonio era cruel, porque se lo daba la condición, maldigo la tal condición; si lo hacía porque de la justicia tenía celo, yo maldigo el tal celo; si lo hacía por cobrar más honra, yo maldigo su honra”. (Guevara).

La conversión

La conversión, figura que repite una palabra al concluir cada periodo o frase.
“Al recordar aquel beso de despedida me sentí un Judas. Había traicionado su amor como un Judas. Había dejado languidecer su corazón, como Judas… Ahora, en la cuerda que pendía de aquel árbol hallaría el perdón… al fin Judas”.
“Romances, viejos romances, centenarios romances, populares romances: ¿Quién os ha compuesto? (Azorín, “Al margen de los clásicos”).

La repetición diseminada


La repetición diseminada, por la cual, intencionalmente, se repiten una o varias palabras al principio de cada frase, en un párrafo o período.
“Honrarás a tu padre y madre. Así dice el decálogo. Honrarás a tu padre y madre porque te engendraron en un rapto de lascivia. Honrarás a tu padre y madre porque te engendraron en un rapto de pasión. Honrarás a tu padre porque te negó con su nombre la historia de sus luchas. Honrarás a tu madre porque te legó con su nombre la historia de sus vicios. Y después, cuando agonices en un hospital, víctima de las larvas de esos seres que te dieron la vida ¡Oh Criatura de Dios! No olvides orar. Ruega por ellos”. (José María Vargas Vila, 1860-1933, “Ibis”).

El asíndeton


El asíndeton, que, por el contrario del polisíndeton, omite las conjunciones:
“Serenad, Señor, aquel cielo oscurecido, descubrid aquella luna eclipsada, deshaced aquellas espesas nieblas de su alma entristecida, enjugad las lágrimas de aquellos virginales ojos, mandad que vuelva el verano florido después del tempestuoso invierno” (Fray Luis de Granada 1504-1588).

viernes, 26 de junio de 2009

La elocución


Es el momento en que disponemos la redacción de los pensamientos por medio de la escritura; depurando, modificando o ampliando, de manera que las palabras y sus giros plasmen los conceptos con exactitud y belleza. Para esta operación hablaremos de hablar nuestros conocimientos de la gramática, cuidando del cumplimiento de sus reglas, sin más excepciones que, en aquellos casos en que la estilística nos marque otro camino. Es durante la elocución cuando habremos de redactar lo conceptualizado, en un estilo propio, que refleje nuestra personalidad.
Uno de los aspectos a los que más atención debería concederse es el proceso de elocución, es el de evitar frases hechas (emplear tropos ya usados por otros) y rehuir con esmero los vicios de dicción: barbarismo, solecismo, cacofonía, anfibología y monotonía.
Durante las tareas elocutivas, debemos tener en cuenta la prioridad que, para el redactor deben tener la elegancia y la fuerza o energía de las palabras que se emplean en cada frase, así; o en la sustitución del lenguaje recto por lenguaje figurado. Los recursos para la construcción en lenguaje recto son las reglas gramaticales y las figuras retóricas de dicción; para el lenguaje figurado contamos con el recurso de los tropos.
Entre las figuras de dicción que podemos emplear, en las operaciones de elocución se encuentran:


EL POLISÍNDETON


El polisíndeton, consiste en repetir una misma conjunción al principio de cada frase:
-“No hubo manera de hacerla comer. Se pasaba los días encogida en un rincón como un ídolo. No hablaba jamás. El médico vino, dijo que tenía fiebre. Le recetó quinina. No hubo forma de dársela. Murió en la quincena pasada. La enterramos allí…” (Amado Nervo, “La yaqui hermosa”).

Ejercicio práctico de disposición



Al tema elegido y descrito desde el inciso número tres (3), “Origen de la lengua castellana”, al cual ya habremos analizado con pretensiones inventivas; habremos de aplicar las condiciones de la disposición, mediante las cuales hemos de trazar un plan de redacción, incluyendo una selección de las figuras retóricas que emplearemos en el trabajo.
Las ideas surgidas del proceso de invención, podrán ser ahora modificadas o enriquecidas mediante el proceso de disposición; de esta manera:
a) La lengua castellana nació al fundirse las formas del latín vulgar hablado por los soldados romanos que conquistaron y dominaron España, con dilectos aborigen ibero y celta… (Reticencia) La influencia árabe durante 400 años de dominación musulmana a la península, marcaría también su huella, como la lluvia al caer sobre el llano”. (Símil).
b) Nuestro idioma se enriquece y depura durante siglos, surgiendo una literatura incipiente y creadora que conducirá a la unidad dialectal, ofreciendo las primeras bases morfológicas y fonéticas para el surgimiento de un idioma más sólido y sonoro. Este período, puede señalar como márgenes históricos las publicaciones del “Poema del mío Cid” hasta “Las Siete Partidas” de Alfonso X… (reticencia) “¡Oh trovadores y juglares (exclamación) ¿Acaso sospechasteis la magnificencia de vuestro legado? )Interrogación retórica)” (Apóstrofe).
c) Las expulsiones de los moros robustece el concepto de nacionalidad española y éste, con la fusión de los reinos de Castilla y Aragón, mediante el enlace de los reyes católicos, crea el sentimiento de patria. En este período se escribe la primera gramática y se establecen las primeras instituciones de enseñanza superior; preparando el terreno para el advenimiento del grandioso siglo XVI, al que se recuerda como “El siglo de Oro”. (Lo subrayado podemos cambiarlo por la Sinécdoque): de los Cervantes y los Góngoras”.

La Exclamación


La expresión de un estado de ánimo, en forma espontánea y elocuente, se puede lograr mediante la exclamación.
Un ejemplo: “A cualquiera no familiarizado con las máquinas censoras, estos resultados prodigiosos le habrían quitado el sueño. Nosotros apenas los considerábamos, y de mala gana corríamos de oficio el traslado al comisario ejecutivo. Chocábamos en ocasiones que noticias de tan mala monta como éstas, causaran escándalo en la prensa, y llegábamos hasta decir en público, sin que nadie nos entendiera, por supuesto: ¡Vaya con lo que se conforman esas gentes! Algunas veces me arrastraba la vanidad de mi oficio, sobre todo en los tranvías, y de súbito deslizaba al vecino, en voz baja, cualquier noticia de las gordas. Los muy imbéciles me miraban de hito en hito y me tomaban por loco. ¡Loco!…” (Martín Luis Guzmán (1887-1976), “Cómo acabó la guerra en 1917”).

La interrogación retórica


Interrogación retórica, pregunta que, sin esperar respuesta, se hace para afirmar algo.
Ejemplo: “Uno de los mimados del destino. De los que, desde que nacen, viven a expensas de vidas ajenas. ¿Qué importa que la madre sea joven, hermosa y robusta, si hay muchas vacas humanas que se alquilan para sustituirla y con creces? (Mariano Azuela (1873-1952), “Víctimas de la opulencia”).

El epifonema


Epifonema, es una exclamación o reflexión final, como un resumen de lo antes dicho.
Ejemplo: “Las últimas palabras las pronunció entre los renovados aplausos del grupo de industriales. Al terminar, el General llamó a Pinillos y le dio un abrazo. Pons no pudo más y, casi sollozando, decía a gritos: -¡Ay, si Él gobernara en todo el país!…” (Gastón García Cantú (1917-2004), “Las fuerzas vivas”).

jueves, 25 de junio de 2009

Enumeración simple


Enumeración simple, es una rápida presentación de una serie de objetos o ideas que forman parte de un todo.
“La calle, tendida al borde del río con sus tabernas, sus burdeles, sus barracas para comer, tenía una inquietud extraña, un ruido, una delirante movilidad ruidosa, con aquella música de la sinfonola, una música no humana, que no cesaba jamás, como si la ejecutaran por sí solos instrumentos que se hubieran vuelto locos. Esto hacía que las propias gentes –también los perros y los cerdos, irreales hasta casi no existir- parecieran más bien cosas que gentes, materia inanimada desprovista totalmente de pensamiento, en medio del calor absurdo que lo impregnaba todo…” (José Revueltas (1914-1976), “Dormir en tierra”).

Sarcasmo

Sarcasmo, una ironía pero en tono más cruel.
“Con perdón de los alacranes, diré aquí que Víctor era un alacrán con diarrea pues siempre solía…” (Erasmo Larroche, “El hombre pintado de mono”).

La Ironía


Ironía, una burla disimulada que da a entender lo contrario de lo que enuncia.
“No ha dos horas aún esperaba el correo… la alegría brillaba en mis ojos. -¡Noticias de las Batuecas! –exclamaba. ¡Cuánto se engaña el hombre! Llega un propio acelerado; mi mano trémula se resiste a romper el negro lema… y… ¡qué horror! El Bachiller… ¡ha muerto! ¿Alguna alevosa pulmonía? No; no era un soplo de aire quien había de matar a un hablador. ¿Una apoplejía fulminante? ¡Ah! Un pobrecito no muere de apoplejía. ¿Murió de tener razón? ¿Murió de la verdad? ¿Murió de alguna paliza? Pero ¡ay!, era su estrella dar palos y no recibirlos. ¿dio con alguno más hablador que él? ¿Murió de algún tragantón de palabras?…” (Mariano José de Larra, “La muerte del pobrecito hablador”).

La Perífrasis


Perífrasis, expresión de las cosas, hábilmente evadidas por medio de un rodeo, para evitar la vulgaridad o el exceso de crudeza.
Ejemplo tomado de “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”:
“En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solicitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.
Sin más vestidos de aquellos que era menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra”.

Prosopopeya


Prosopopeya, es el efecto de atribuir cualidades propias de los seres humanos a los animales o a las cosas inertes.
“Digo, pues, que yo me hallaba bien con el oficio de guarda ganado, por parecerme que comía el pan de mi sudor y trabajo, y que la ociosidad, raíz y madre de todos los vicios, no tenía que ver conmigo, los pastores “¡al lobo Borcino!”, cuando acudía, primero que los otros perros, a la parte que me señalaban que estaba el lobo: corría los valles, escudriñaba los montes, desentrañaba las selvas, saltaba barrancos, cruzaba caminos, y a la mañana volvía al hato, sin haber hallado lobo ni rastro del anhelado, cansado, hecho pedazos, y los pies abiertos a los garranchos, y hallaba en le hato, o ya una oveja muerta, o un carnero degollado y medio comido del lobo. Desesperábame de ver cuan poco servía mi mucho cuidado y diligencia. Venía el señor del ganado: salían los pastores a recibirle con las pieles de la res muerta; culpaban a los pastores por negligentes, y mandaban castigar a los perros por perezosos; llovían sobre nosotros palos, y sobre ellos reprehensiones; y así, viéndome un día castigado sin culpa, y que mi cuidado, ligereza y braveza no eran de provecho para coger el lobo, determiné de mudar estilo, no desviándome a buscarle, como tenía de costumbre, lejos del rebaño, sino estarme junto a él: que pues el lobo allí venía, allí sería más cierta la presa. Cada semana nos tocaban a rebato, y en una oscurísima noche tuve yo vista para ver los lobos, de quienes era imposible que el ganado se guardase. Agácheme detrás de una mata, pasaron los perros, mis compañeros, adelante, y desde allí oteé, y vi que dos pastores asieron de un carnero de los mejores del aprisco, y lo mataron, de manera, que verdaderamente pareció a la mañana que había sido su verdugo el lobo. Pasméme, quedé suspenso cuando vi que los pastores eran los lobos, y que despedazaban el ganado los mismos que lo habían de guardar. A punto hacían saber a su amo la presa del lobo, dábanle el pellejo y parte de la carne, y comíanse ellos lo más y lo mejor. Volvía reñirles el señor, y volvía también el castigo de los perros. No había lobos; menguaba el rebaño; quería yo descubrirlo, hallábame mudo; todo lo cual me traía lleno de admiración y de congoja. “Válgame Dios –decía entre mí-. ¿Quién podrá remediar esta maldad? ¿Quién será poderoso o dar a entender que la ofensa ofende, que los centinelas duermen, que la confianza roba y el que os guarda os mata?”. (Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), “Coloquio de los perros”).

La hipérbole

hipérbole, es la exageración de la verdad para dar un nivel de claridad a una emoción, un deseo, etcétera.
“Allí estaba la luna. Enfrente de ellos. Una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos y que estiraba y oscurecía más su sombra sobre la tierra.
-No veo por donde voy –decía él.
Pero nadie le contestaba.
El otro iba allá arriba, todo iluminado por la luna, con su cara descolorida, “sin sangre”, reflejando una luz opaca. Y él, acá abajo…” (Juan Rulfo, “No oyes ladrar los perros”).

Apóstrofe


Apóstrofe, pregunta o exclamación vehemente que se dirige a un ser real o imaginario, presente o ausente. Es una interrupción del planteamiento de las ideas para invocar a un ser que se desea destacar.
“-¡Dios mío yo te ofrezco mi dolor!
Es todo cuanto puedo ya ofrecerte.
Tú me diste un amor, un solo amor;
Un gran amor. Me lo robó la muerte…” (Amado Nervo (1870-1919), “Ofertorio”, “La Amada inmóvil”).

La Símil


Símil, es una comparación establecida para destacar la relación de semejanza entre dos ideas, a fin de destacar las cualidades de una de ellas.
“Era el reloj de la muerte, pensaba la víctima, el número 36, un hombre de treinta años, familiarizado con la desesperación, solo en el mundo, sin más compañía que los recuerdos del hogar paterno, pedidos allá en lontonanzas de desgracias y errores y una sentencia de muerte pegada al pecho, como una factura de viaje a un bulto en un ferrocarril”. (Leopoldo Alas “Clarín”, “El dúo de la tos”).

La paradoja


Paradoja, es la figura retórica que unifica ideas contrarias en un mismo pensamiento. Un absurdo aparente que esconde una verdad profunda.
“Esta ausencia de Dios, siempre presente” (Miguel de Unamuno).“Aunque se ausenten, están presentes; aunque sean pobres abundan en riquezas; aunque sean desvalidos, tienen mucho poder; y lo que es más, aun después de muertos viven” (Cicerón).

La antítesis

Antítesis, consiste en una contraposición de frases o palabras, generalmente antónimas:
“Somos clarividentes para las faltas ajenas pero ciegos para las propias”.
“Un refrán español dice: ir por lana y salir trasquilado”.

La reticencia


Reticencia, es la súbita interrupción de una frase, mediante el empleo de puntos suspensivos, dejando entrever lo que se calla:

Veamos un ejemplo tomado de "Los días enmascarados" de Carlos Fuentes:
“Antes de que pudiera introducir la llave en la cerradura, la puerta se abrió. Apareció un indio amarillo, en bata de casa, con bufanda. Su aspecto no podía ser más repulsivo; despedía un olor a loción barata; su cara, polveada, quería cubrir las arrugas; tenía la boca embarrada de lápiz labial mal aplicado, y el pelo daba la impresión de estar teñido.
-Perdone… No sabía que Filiberto hubiera…
-No importa; lo sé todo. Dígale a los hombres que lleven el cadáver al sótano…”

Figuras retóricas de pensamiento

Las figuras retóricas de pensamiento más utilizadas son: Reticencia, antítesis, paradoja, símil, apóstrofe, hipérbole, prosopopeya, perífrasis, ironía, sarcasmo, enumeración, epifonema, interrogación retórica y exclamación.

Disposición

Una segunda parte de la composición literaria la constituye la disposición, la cual consiste en la ordenación de las ideas de la manera más adecuada y el orden de su distribución en el texto. En este segundo periodo debe trazarse también la estrategia del escrito y delimitar la extensión del espacio en la cual habrá de exponerse. Asimismo, en esta fase se habrá de determinar el conjunto de figuras retóricas de pensamiento de las cuales se dispondrá para adornar o dar fuerza al discurso.

Enfoque Epistolar



Es el manejo de un tema que se desarrolla a manera de cartas. La correspondencia es una muestra de nuestro estilo y por lo tanto, un testimonio gráfico de nuestra personalidad moral. Sus características deben ser la naturalidad, pulcritud y sencillez. Es importante que haya unidad; es decir, que el tema central de la carta no se pierda en viricuetos; al escribirla, debe tenerse en cuenta que es impropio usar papel rayado, que el escrito debe dejar márgenes a sus cuatro lados, que debe encabezarse con la fecha, consignar el nombre, apellidos y dirección de la persona a quien se destina; evitar en lo posible las enmiendas o tachones; y firmar toda carta al concluirla.
Hay numerosas obras literarias que han sido escritas con enfoque epistolar; entre las que pudiéramos citar la novela “Pepita Jiménez” de Juan Valera (1824-1905) ó “La confesión de Claudio” de Emilio Zola (1840-1902).

EJEMPLO DE ENFOQUE EPISTOLAR

Tomado del Tomo III de “Artículos políticos y sociales” de Mariano José de Larra (1809-1837), presentamos un fragmento de “Segunda carta de un liberal de acá a un liberal de allá”:
“Sin duda será cosa que te asombre, querido Silva Carvallo d’Alburquerque, recibir mi segunda carta antes que la primera. Ya se ve, acostumbrados ahí en Portugal a proceder lógicamente y empezar siempre por el principio, me tratarás de loco, si es que no me tratas de ministerial. Pero te has de hacer varios cargos. En primer lugar, no en todas partes hay las mismas costumbres. En España solemos empezar por lo último, dejándonos lo principal en el tintero, y pensar que yo sólo me he de salir del camino trillado es pedir peras al olmo, o lo que es lo mismo, libertad a un ministerio; es buscar cotufas en el golfo; más claro, por si no entiendes este refrán, es buscar una sentencia de muerte en causa carlista…”

El enfoque dialogado




El enfoque dialogado es aquel, mediante el cual las ideas se exponen por medio del diálogo, que ha de manejarse como una conversación o plática entre dos o más individuos. Esta forma da agilidad al discurso y mucha fuerza vital; el diálogo debe manejarse con viveza, naturalidad, propiedad y significación. En ocasiones es posible recurrir al lenguaje coloquial, e incluso a la lengua regional o al dialecto para su empleo.
EJEMPLO: del cuento “¡Diles que no me maten!” de Juan Rulfo (1918-1986) tomamos este ejemplo de enfoque dialogado:
“-Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.
-No puedo. Hay aquí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.
-Haz que te oiga. Date tus mañas y diles que para sustos ya ha estado bastante bueno. Diles que lo hagan por caridad de Dios.
-No se trata de sustos. Parece que te van a matar de adeveras. Y yo ya no quiero volver allá.
-Anda otra vez. Solamente otra vez a ver que consigues.
-No. no tengo ganas de ir. Según eso, yo soy tu hijo. Y, si voy mucho con ellos, acabaran por saber quién soy y acabarán por afusilarme a mi también. Es mejor dejar las cosas de ese tamaño.
-Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mi. Nomás eso diles.
Justino apretó los dientes y movió la cabeza diciendo:
-No.
Y siguió sacudiendo la cabeza durante mucho rato…”

La enumeración




Enumerar es ir apuntando una a una las partes de un todo, y a esto se le llama enumeración simple. Si sobre cada una de las partes se emite un juicio, entonces se le denomina distribución.
La enumeración puede ser caótica, si no hay un criterio que unifique las palabras; y se le emplea mucho en poesía, sobre todo en autores como Walt Whitman, Jorge Luis Borges y Pablo Neruda.
La enumeración es un recurso cuyo empleo reiterativo muestra la imaginación torrencial del autor y su poder creativo. Se observa mucho en el prosista Juan Ruiz "Arcipreste de Hita", en José Martínez Ruiz “Azorin” y en el poeta Lope de Vega.
Existe también la llamada enumeración correlativa en la cual se presentan dos series con elementos asociados; y la enumeración recolectiva y consiste en presentar para la conclusión de un escrito o poema, una serie de elementos que se han empleado con anterioridad en el cuerpo de la composición.
Por último existe la enumeración en el párrafo, que consiste en presentar una serie de elementos, personajes o temas que se van a tratar en la composición; así c omo la relación que estos guardan entre sí.

EJEMPLOS DE ENUMERACIÓN

Tomada de la obra “Castilla” de Azorín:
“La casa es ancha y rica; labrada escalera de piedra arranca de lo hondo del zaguán. Luego arriba, hay salones vastos, apartadas y silenciosas camarillas, corredores penumbrosos, con una puertecilla de cuarterones en el fondo que –como en “Las Meninas” de Velásquez-, deja ver un pedazo de luminoso patio. Un tapiz de verdes ramas y piñas gualdas sobre fondo bermejo cubre el piso del salón principal: el salón, donde en cojines de seda, puestos en tierra, se sientan las damas…”

Ejemplo de enumeración caótica tomado del Poema 17 de Pablo Neruda:
Y mi alma baila herida de virutas de fuego. Quien llama? Qué silencio poblado de ecos? Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad, hora mía entre todas!
“Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.
Sacudida de todas las raíces,
Asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.
Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú, quién eres?”

El paralelo literario


El paralelo literario es una figura en la que creamos los retratos de dos personajes diferentes, contraponiendo sus características de tal manera que, por aposición puedan estas destacar con mayor fuerza. Puede tratarse de personajes reales o imaginarios.

EJEMPLO DE PARALELO

Tomado de la obra “Facundo” del escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888):
“En la tablada de Córdova se midieron las fuerzas de la campiña y de la ciudad bajo sus más altas inspiraciones: Facundo y Paz, dignas personificaciones de las dos tendencias que van a disputarse el dominio de la República. Facundo, ignorante, bárbaro, que ha llevado por varios años una vida errante que sólo alumbran de vez en cuando los reflejos siniestros del puñal que gira en torno suyo; valiente hasta la temeridad, dotado de fuerzas hercúleas, gaucho de a caballo como el primero, dominándolo todo por la violencia y el terror, no conoce más poder que el de la fuerza brutal, no tiene fe sino en el caballo; todo lo espera del valor, de la lanza, del empuje terrible de sus cargas de caballería. ¿Dónde encontraréis en la República Argentina un tipo más acabado del ideal de gaucho malo? Paz es, por el contrario, el hijo legítimo de la ciudad, el representante más cumplido del poder de los pueblos civilizados. Paz es militar a la europea; no crece en el valor solo, y no se subordina a la táctica, a la estrategia y a la disciplina; apenas sabe andar a caballo; es, además, manco y no puede manejar una lanza. La ostentación de fuerzas numerosas le incomoda; pocos soldados, pero bien instruidos…”

La Topografía


Es una figura literaria enfocada a la descripción de un paisaje, de un lugar, de un pueblo. Se le compara con la fotografía de un espacio, pero presentada a través de la palabra.

EJEMPLO DE TOPOGRAFÍA

Tomado del cuento “La Sisma” del español Pío Baroja (1872-1956):
“El paraje era severo, de adusta severidad. En el término del horizonte, bajo el cielo inflamado por nubes rojas, fundidas por los últimos rayos de sol, se extendía la cañada de montañas de la sierra, como una muralla azulado-plomiza, coronada en las cumbres por ingentes pedruscos y veteada más abajo por blancas estrías de nieve…”

miércoles, 24 de junio de 2009

El retrato


EL RETRATO

En preceptiva literaria, por retrato se comprende la descripción minuciosa y extensa de un personaje, presentando sus cualidades físicas y morales en un mismo enfoque, es una fusión de la prosopografía y la etopeya.

EJEMPLO DE RETRATO

Tomado del cuento “Luis Candelas, el bandido de Madrid” del escritor Antonio Espina (1894-1972):
“Todo ladrón legítimo, de verdadero temperamento, conoce por la pituitaria la presencia de su víctima. Un buen ladrón, de los que saben su oficio, posee ante todo excelente nariz. La nariz de Luis Candelas era una hermosa nariz. No grande, pero tampoco reducida; nariz, por la potencia de su olfato, digna de un gran polizonte. Y por la finura de sus percepciones, adecuada a una psicología de ladrón. Candelas siente el efluvio de su perfume dilecto. Y, lleno de sensualidad, se estremece todo…”

La etopeya



La etopeya es una figura literaria por medio de la cual describimos los aspectos morales o psicológicos del personaje. E incluye las virtudes, costumbres, vicios, carácter, estado de ánimo, psicopatías, etcétera.

EJEMPLO DE ETOPEYA

Del cuentista mexicano Julio Torri (1889-1970) tomamos este ejemplo perteneciente al cuento “Le Poéte Maudit”:
“Muy poco grata era su compañía y evitada hábilmente por todos. Había perpetrado un latrocinio hacía mucho, y lo que es peor no conservaba nada del mal habido dinero. De las dos razas humanas, pertenecía a la que pide prestado. Era un fatuo sin igual que no hallaba en Darío sino un envidiable virtuoso de las palabras, y en Lugones un imitador genial sin originalidad verdadera. Su vida era completamente irregular. Notoria su mala educación; y nadie extrañará que deliberadamente lo hayamos olvidado cuando redactamos la lista de socios de la Agrupación Ariel. Su ilustración era muy desigual, y desde luego nada académica. De latín no sabía ni los rudimentos, ni leía a los humoristas ingleses del tiempo de la reina Ana, ni poseía la principesca edición de los cuentos de Lafontaine, que engalanaron Eisen y Chauffard, ni había oído hablar del Pseudo Calístenes, del Pseudo Turpino, ni del Pseudo Pamphilus.
Pero a pesar de todo, y por raro capricho de la fortuna… hacía mejores versos que nosotros. No cabe duda que los dones poéticos son repartidos de modo arbitrario y a veces tocan en suerte a los peores sujetos…”

El recurso de la prosopografía



Aunque la prosopografía tiene dos significados, según se aplique a la preceptiva literaria o a la historia; en nuestro caso, que es el literario, indica la descripción física de un personaje. Incluye: rasgos físicos, estatura, corpulencias, facciones y todas aquellas características que determinen la constitución anatómica del personaje.


EJEMPLO DE PROSOPOGRAFÍA

Del cuento “In Memoriam” del escritor mexicano Arturo Souto Alabarce (1930):
“Justino es un modesto empleado de tribunales. Chaparrito y enteco, miope, casposo, lleva siempre la garganta ceñida por una mascada de lana, sucia, grasienta, resobada. Aún en primavera no abandona su bufanda que le protege de los malos aires, ni su vieja estilográfica alemana, colocada encima de la oreja…”

Acerca del enfoque descriptivo


Mediante el enfoque descriptivo hemos de retratar por medio de palabras, las cosas, los animales, los paisajes, ls poblaciones, las personas –sean reales o imaginarias- con sus cualidades físicas y espirituales. Para efectos descriptivos podemos disponer de figuras estilísticas de pensamiento como lo son:
a) Prosopografía, descripción externa o física de una persona o animal.
b) Etopeya, que describe las cualidades morales o espirituales de una persona.
c) Retrato, que supone la fusión de la prosopografía y la etopeya, es decir que describe lo físico y lo moral a un mismo tiempo.
d) Topografía, que es la descripción detallada de paisajes o lugares.
e) Paralelo, que es la descripción de una persona u objeto en comparación con otra.
f) Enumeración, que es una descripción rápida y breve de objetos, ideas o partes de un todo, destacando o no las cualidades individuales.
Es necesario tener en cuenta que para la descripción deben procurarse las palabras más exactas que describan los rasgos y plasmen las imágenes más vivas, para que el lector pueda construir imaginativamente el retrato más exacto de lo descrito.
EJEMPLO: en este fragmento de “Una ciudad y un balcón”, tomado de la obra “Castilla” de José Martínez Ruiz “Azorín” (1873-1967), podemos formarnos una imagen muy clara del paisaje castellano descrito. Puede decirse que se trata de una pintura –en palabras- de colores vivos e imágenes con alma.
“Entremos en la catedral; flamante, blanca, acabada de hacer está. En un ángulo, junto a la capilla en que se venera la imagen de la virgen de la Quinta Angustia, se halla la puertecilla del campanario. Subamos a la torre; desde lo alto se divisa la ciudad toda y la campiña. Tenemos un maravilloso, mágico catalejo: descubrimos con él hasta los detalles más diminutos. Dirijámoslo hacia la lejanía: allá, por los confines del horizonte, sobre unos lomazos redondos, ha aparecido una manchita negra; se remueve, levanta una leve polvareda, avanza. Un tropel de escuderos, lacayos y pajes es, que acompaña a un noble señor. El caballero marcha en el centro de su servidumbre; ondean al viento las plumas multicolores de su sombrero; brilla el puño de la espada; fulge sobre su pecho una firmeza de oro. Vienen todos a la ciudad; bajan ahora las colinas y entran en la vega. Cruza la vega un río: sus aguas son rojizas y lentas; ya sesga en suaves meandros; ya se embarranca en hondas hoces. Crecen los árboles tupidos en el llano. La arboleda se ensancha y asciende por las alturas inmediatas. Una ancha vereda –parda entre la verdura- parte de la ciudad y sube por la empinada montaña de allá lejos. Esa vereda lleva los rebaños del pueblo, cuando declina el otoño, hacia las cálidas tierras de Extremadura. Ahora las mesetas vecinas, la llanada de la vega, los alcores que bordean el río, están llenos de blancos carneros que sobre las pedrerías forman como grandes copos de nieve…”

Sobre el enfoque narrativo




Sea que se refiera a la propuesta de acontecimientos reales o imaginativos; con el enfoque narrativo buscaremos el armónico encadenamiento de las ideas, planteando desde los detalles de menor interés hasta llegar a los de mayor valor. El propósito es mantener el interés en proporción creciente, a través del relato, evitando que el lector abandone la lectura, sino que por el contrario mantenga su expectación hasta el desenlace, el cual es conveniente que sea ágil y claro. Este enfoque temático tiene gran preponderancia en el cuento y la novela, aunque en dichos géneros, y principalmente en el segundo, concurran todos los aspectos de la composición literaria.
EJEMPLO: en este pasaje de “San Manuel Bueno, Mártir” de Miguel de Unamuno (1864-1936), tenemos un modelo de enfoque narrativo, aunque tratándose de un relato novelesco sea imposible su trascripción completa, de principio a desenlace; por lo que limitamos la muestra a un fragmento:
“Ahora que el obispo de la diócesis de Renada, a la que pertenece esta mi querida aldea de Valverde de Lucerna, anda, a lo que se dice, promoviendo el proceso para la beatificación de nuestro Don Manuel, o mejor San Manuel Bueno, que fue en ésta, párroco, quiero dejar aquí consignado, a modo de confesión y sólo Dios sabe, que no yo, con qué destino, todo lo que sé y recuerdo de aquel varón matriarcal que llenó toda la más entrañada vida de mi alma, que fue mi verdadero padre espiritual, el padre de mi espíritu, del mío, el de Ángela Carballino.
Al otro, a mi padre carnal y temporal, apenas si lo conocí, pues se me murió siendo yo muy niña. Se que había llegado de forastero a nuestra Valverde de Lucerna, que aquí arraigó al casarse aquí con mi madre. Trajo consigo unos cuantos libros, el “Quijote”, obras de teatro clásico, algunas noveleas, historias, el “Bertoldo”, todo revuelto, y de esos libros, los únicos casi había en toda la ladea, devoré yo ensueños siendo niña. Mi buena madre apenas si me contaba hechos o dichos de mi padre. Los de Don Manuel, a quien, como todo el pueblo, adoraba, de quien estaba enamorada –claro que castizamente-, le habían borrado el recuerdo de los de su marido. A quien encomendaba a Dios, y fervorosamente, cada día al rezar el rosario.
De nuestro Don Manuel me acuerdo como si fuera cosa de ayer, siendo yo niña, a mis diez años, antes de que me llevaran al Colegio de Religiosas de la ciudad catedralicia de Renada. Tendría él, nuestro santo, entonces unos treinta y siete años. Era alto, delgado, erguido, llevaba la cabeza como nuestra Peña del Buitre lleva su cresta, y había en sus ojos toda la hondura azul de nuestro lago…”

Sobre el enfoque filosófico


Se conoce como tema o enfoque filosófico el planteamiento de la esencia de las cosas, hechos o circunstancias; sus causas, sus efectos y sus propiedades; en cuyo caso nuestra redacción consistirá en el desarrollo de pensamientos y argumentos propios que conlleven a desmembrar y profundizar y comprender de manera analítica el tema elegido.
EJEMPLO: En el siguiente tema titulado “Psicología dialectal”, el maestro mexicano Alfonso Reyes (1889-1959) pretende demostrar que existe una profunda diferencia dialectal, entre los hablantes nativos españoles y los hispanoamericanos, aun tratándose de individuos de vasto y culto dominio de la lengua castellana:
“Advierto, desde que piso tierra de España, que se apodera de mi mente un esfuerzo de traducción. ¡Y soy un discípulo de las disciplinas lingüísticas del Siglo de Oro! ¡Cuánto mayor no será el esfuerzo para cualquier hijo dialectal de mi pueblo!
La pluma en la mano me obliga a un lenguaje en cierto modo internacional. Pero, en mi primera reacción verbal ante los fenómenos de la vida, yo siento que siento en una lengua levemente distinta a la peninsular.
En esta levedad del matiz está el conflicto. ¿No habéis notado que los italianos nunca logran completamente hablar con pureza en español? Como su lengua se parece a la nuestra, les salimos a medio camino, para entenderlos, y les basta con traducirse a medias. Así, muchos de los míos pasarán por España sin percatarse de que no sentían, del todo, en peninsular.
Me ocurre pensar que esta desviación dialectal puede servirnos de índice para ir construyendo una teoría de nuestra sensibilidad diferente, americana, y hasta –en mi caso- mexicana.
¿Qué es un dialecto? Una descendencia en vías de emancipación. (que puede, claro es, prosperar o no). El hijo que alcanza la mayor edad es, a los ojos del padre, un dialecto de la familia. Se le parece: se diferencia apenas. De este “apenas” nace –irremediablemente- la guerra entre el padre y el hijo, que es el fermento de la historia…”

¿Qué es la Invención?

La invención fundamentalmente radica en el hecho de elegir un tema básico sobre el cual ha de versar la tarea de redacción.
Dicho tema habrá de meditarse, analizarse y argumentarse de la manera más profunda posible, sin más límites que los que imponga la propia cultura y conocimiento del redactor; tratando de organizar con enfoque a una idea fundamental de la manera más apropiada posible.
Han de tenerse en cuenta cuatro elementos o cualidades primordiales en el desarrollo de cada uno de los pensamientos que conformen el enunciado:
a) Veracidad. Es decir, cuidar que los pensamientos tengan una base lógica, creíble, acorde a la realidad; no importa si se trata de sucesos reales o imaginarios.
b) Claridad. Que las ideas plasmadas sean comprensibles para el lector promedio, sin que eso tenga que realizar un esfuerzo adicional para su comprensión.
c) Solidez. Que sean producto de la razón, sin extravíos imaginativos irracionales.
d) Originalidad. Que se trate de un tema propio, antes no abordado, o bien, que ofrezca un nuevo enfoque o perspectiva en su desarrollo. Debe evitarse la copia, por simulada que pudiera ser, de trabajos de otros, la cual recibe el nombre de plagio y no sólo carece de valor, sino que denigra al redactor que incurre en ella.

EJEMPLO DEL DESARROLLO DE LA INVENCIÓN

Hagamos de cuenta que nos ha sido solicitado el desarrollo del siguiente tema: “Origen de la Lengua Castellana”.
El primer paso consistirá en meditar sobre dicho tema antes de intentar iniciar la redacción, eligiendo las ideas y conceptos que mejor plasmen nuestro conocimiento de dicho origen. El proceso meditativo nos llevará a comprender la necesidad de plasmar con sencillez y veracidad los orígenes y circunstancias en que se configuró y desarrolló nuestra lengua. Documentar de la mejor manera, por medio de ensayos, tratados o monografías, el conocimiento del tema citado; prever de manera original un enfoque de dicho origen, que pueda influir sobre el lector, hacia una necesidad o deseo de la preservación del castellano, sin que este sufra las mutaciones o deformaciones a las que conlleva el desarrollo y predominio de otras culturas idiomáticas; y plantear la necesidad de robustecer el idioma, en base a sus propias raíces y propia construcción.
Será necesario también elegir un enfoque literario para el desarrollo de dicho tema, que podría ser filosófico, descriptivo, narrativo, dialogado o epistolar.

¿Qué es la composición literaria?

Escribir con corrección gramatical y auxiliados por los recursos retóricos de la estilística nos concede la capacidad de transmitir a través de la palabra escrita, emociones, sensaciones, ilusiones y razonamientos filosóficos; y no sólo por comprensión conciente de lo dicho, sino creando también dichas sensaciones en el ánimo de los lectores.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la retórica, técnica que ahora se estudia fundida en la estilística, constituye el arte del bien decir, y a través del lenguaje, deleita, persuade o conmueve. Serán pues gramática y estilística las herramientas de construcción que habremos de emplear en aquellos trabajos de expresión escrita del pensamiento, que estudiaremos a continuación.
La composición literaria se desarrolla desde tres niveles elementales: la invención (del latín: “inventio”) que radica en la elección de los argumentos y especies empleados en el discurso; la disposición (del latín: “dispositio”) que consiste en el orden de colocación o distribución de las diferentes partes del discurso a redactar; y la elocución (del latín: “elocutio”) que es la manera de elegir, distribuir y en general emplear la palabra para expresar los conceptos contenidos en ese mismo discurso.
Aunque se trata de tres operaciones que hemos de realizar por separado, en la práctica constituyen una acción simultánea, pues en la tarea de redactar un escrito, se desarrolla de manera conjunta el oficio de elección de las ideas o pensamientos, sus modificaciones y su ordenamiento o alteración.

A lomo de Rocinante

Qué mejor fuente de inspiración que el caballero de la triste figura, en un blog cuyo propósito es abrir una puerta a la literatura y el periodismo, para aquellos que se sienten atraídos a la lectura.
Hemos preparado una serie de enseñanzas sobre lo que es la redacción, el estilo, las figuras literarias, la estructura y el desarrollo de los géneros tanto literarios como periodísticos; y aquí los ofrecemos como una herramienta para que nuestros visitantes, con un poco de práctica y ejercicio puedan convertirse en consumados redactores.
También haremos un recorrido por la historia de la literatura castellana, presentaremos a los autores más destacados, su vida, su obra y su contexto; así como de aquellos creadores de la literatura universal que han sido parámetro y ejemplo para todos los escritores del mundo.
Simultaneamente, ofreceremos nuestros servicios de edición, diseño gráfico de libros, promoción, impresión y encuadernación a bajo costo; ya que nuestro principal objetivo es apoyar el crecimiento y la profesionalización de escritores y periodistas, antes que el simple afán comercial.
A lomo de Rocinante pretende ser también un espacio desde donde los nuevos creadores puedan publicar sus trabajos y encontrar la crítica constructiva y el consejo formativo, tan necesarios para aquellos que se disponen a dar los primeros pasos por el mundo de la literatura y el periodismo.