jueves, 25 de junio de 2009

Enfoque Epistolar



Es el manejo de un tema que se desarrolla a manera de cartas. La correspondencia es una muestra de nuestro estilo y por lo tanto, un testimonio gráfico de nuestra personalidad moral. Sus características deben ser la naturalidad, pulcritud y sencillez. Es importante que haya unidad; es decir, que el tema central de la carta no se pierda en viricuetos; al escribirla, debe tenerse en cuenta que es impropio usar papel rayado, que el escrito debe dejar márgenes a sus cuatro lados, que debe encabezarse con la fecha, consignar el nombre, apellidos y dirección de la persona a quien se destina; evitar en lo posible las enmiendas o tachones; y firmar toda carta al concluirla.
Hay numerosas obras literarias que han sido escritas con enfoque epistolar; entre las que pudiéramos citar la novela “Pepita Jiménez” de Juan Valera (1824-1905) ó “La confesión de Claudio” de Emilio Zola (1840-1902).

EJEMPLO DE ENFOQUE EPISTOLAR

Tomado del Tomo III de “Artículos políticos y sociales” de Mariano José de Larra (1809-1837), presentamos un fragmento de “Segunda carta de un liberal de acá a un liberal de allá”:
“Sin duda será cosa que te asombre, querido Silva Carvallo d’Alburquerque, recibir mi segunda carta antes que la primera. Ya se ve, acostumbrados ahí en Portugal a proceder lógicamente y empezar siempre por el principio, me tratarás de loco, si es que no me tratas de ministerial. Pero te has de hacer varios cargos. En primer lugar, no en todas partes hay las mismas costumbres. En España solemos empezar por lo último, dejándonos lo principal en el tintero, y pensar que yo sólo me he de salir del camino trillado es pedir peras al olmo, o lo que es lo mismo, libertad a un ministerio; es buscar cotufas en el golfo; más claro, por si no entiendes este refrán, es buscar una sentencia de muerte en causa carlista…”

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